jueves, agosto 18, 2005

Y yo con estos pelos


Otra vez dudas. Y digo yo, que para estar así...pero luego digo: pues se está bien aquí. Y esto es el cuento de nunca acabar. Y de nunca empezar. Es una historia en suspenso. Suspenso por los pelos. Siempre quedará Septiembre, que una vez más será quien decida. Aunque eso decía del verano y en las mismas estamos. Si es que soy vaga hasta para decidir. Y las musarañas siguen pasando. Voy a empezar a contarlas para dormir. Hoy a la siesta conté gavilanes y no llegué ni a tres. Algo habrá que hacer. O no, ¿yo qué sé? si yo sólo pasaba por aquí. Y me puse a escribir cosas y ahora las leo y no las entiendo y las entiendo y me las creo y me digo: pues sí. Me encanta darme la razón, saber que la tengo. Porque tú, cachorro mío, no me la vas a quitar. A los niños y a los locos hay que darles la razón.
Tengo ganas de verte y que me cuentes cositas graciosas y reirme de ti y de todo lo que te ocurre. Y se me ocurre que te voy a echar de menos. Qué miedo dejarte sólo por Roma. Con tu pinta de niño perdido y tus caprichos de niño consentido y tu no-sé-qué de niño misterioso. Y yo sin verlo y ahora encima sin verte. Qué fuerte.
¡A dormir!

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