jueves, agosto 28, 2008

AMOR FUGAZ DE PERDEDORES

No les fue difícil reconocerse entre tanta gente. El olor a perdedor atrae al perdedor.
Él no estaba acodado en la barra, como cabría esperar. Hablaba animadamente con la típica guapa que a la segunda copa te manda a paseo.
Ella no deambulaba solitaria. Bailaba y se divertía con sus amigas.
Él la miró, la vio, la observó (por este orden) y decidió abandonar a su presa imposible para atacar directamente al animal herido. Al instante, ella se sintió mirada, vista, observada (por este orden) y supo que la caza había comenzado.
(...)