jueves, octubre 30, 2008

Cuando cumplí los 25 decidí hacer una lista con 25 cosas que DEBÍA hacer antes de cumplir los 26. Ni siquiera llegué a hacer la lista.

lunes, octubre 06, 2008

¿Lo que no te mata te hace más fuerte?

Lo que te destruye. Aquello que te reduce a un simple cuerpo cuyo corazón sigue latiendo involuntariamente. Los momentos en que el dolor es tan grande que, aunque sepas que pronto pasará, deseas sincera y conscientemente morir. El sufrimiento injusto, incomprensible, impotente. Lo que te vapulea y agita hasta dejarte totalmente deshecho. El miedo. El terror. La angustia. Los momentos en los que sabes que tienes fuerza para seguir adelante pero no el valor de buscarla. El mundo que sigue girando sin dejarte un sólo segundo de duelo o respiro. La ira que deseas descargar contra algo incorpóreo, pero tan real como tus manos. O peor. La ira que deseas descargar contra ti mismo. El segundo antes de levantar la cabeza, en el que sabes que deberás enfrentarte a una vida que ya te lleva muchas batallas ganadas en una guerra que tienes que seguir luchando aún a sabiendas de que, hagas lo que hagas, no vas a salir vencedor.

Todo eso ¿te hace más fuerte? Si fuera así, el siguiente golpe sería menos doloroso. Pero eso sólo ocurre cuando dejas de sentir. Y dejar de sentir es una forma de dejar de vivir.

Para mí, todo eso, te hace débil, vulnerable. Porque conoces el dolor, lo anticipas. Y lo temes. Porque sabes que cuando llegue no podrás evitarlo. Porque la vida, cuando hace daño, lo hace de verdad.

Sin embargo el sufrimiento sí que nos deja una lección importante: aprendemos a relativizar. Nuestro día a día se vuelve más llevadero. Los pequeños disgustos ya no duelen tanto. Porque conocemos el dolor, y sabemos que no es eso. Y por tanto no nos regodeamos en él. Y las barreras que antes nos parecían infranqueables se saltan, se esquivan o símplemente se ignoran y se escoge otro camino. No tiene sentido derramar más lágrimas por estupideces que (y sólo ahora lo comprendemos) no son más que eso. Y una vez olvidado el horror (bendita memoria que nos aleja en tiempo y espacio de nuestros propios recuerdos) somos capaces de llevar una existencia feliz.

"¿Qué más puede darte el mundo, si cada segundo es una primera vez?"