jueves, enero 17, 2008

AÑADA DE ANA LA FRIOLERA



Vivían en Norteña,
una ciudad costera
donde la mar era gris
y la lluvia eterna.
Ella pasaba frío
apenas la noche llegaba.
Con una manta a cuadros
él la arropaba.
Prometieron quererse
mientras el frío existiera.
Él la llamaba Ana La Friolera.
Tuvieron un riña
y él la dejó marchar.
Supo que no volvería;
no vuelve la ola al mar.
Ella pudo llevarse
todo lo que tenía
pero dejó olvidado
el frío que sentía.
Ahora, bajo la manta a cuadros,
él trata de coger el sueño.
Desde que ella se marchó
allí siempre es invierno.
Y la buscó sin descanso
desde San Pedro a Las Mestas.
Teme morir congelado
una noche de estas.
La gente me llama insensato,
yo aún doy mi vida entera
por sólo una noche
con la chica friolera.


(Será mejor que sigas cobijando mi culo-iceberg bajo tu manta a cuadros.)


lunes, enero 14, 2008

Me temo a mí misma.


Cuando una idea me ronda la cabeza, ya no hay quien me frene. Ni yo misma repitiéndome a cada segundo que es una estupidez. Ni todas las personas sensatas que me digan que es la locura más grande que podría cometer. Ni la lista de inconvenientes que supera por mil a uno la lista de ventajas. Ni que la única ventaja sea que me apetece y punto.

Soy una cabezona con la cabeza grande.