martes, septiembre 19, 2006


“Mi madre no me deja ser aviadora porque todos los domingos me rompo el pantalón”.
Era mi juego de comba favorito. El resto de la canción era una estupidez digna de Rebelde Way. Pero esa frase me fascinaba. Y me fascina. No entiendo su significado. Pero me ha seguido todos estos años. A menudo la canturreo. Creo que se debe al hecho de que yo siempre me rompía el pantalón. Y me lo rompo. Y a la palabra aviadora. Suena bien. Me gustaba la idea de ser aviadora. Nunca me lo planteé en serio, claro. Ser aviadora no era un trabajo tan importante como astronauta, escritora o granjera. Pero me parecía bonito para mis ratos libres. Yo iba a ser tantas cosas…De pequeña nunca decía: “si fuera profesora, actriz, enfermera…”. No. Decía siempre “cuando sea profesora, actriz, enfermera…”. Porque iba a ser todo. Porque daba tiempo. 80 años, ya ves. Como para ser una sola cosa.
El caso es que ahora voy a ser lo más parecido a aviadora que puedo. Y mi madre me deja pero tuerce el morro. Y me sigo rompiendo el pantalón. Tal vez la única diferencia sea que ya no creo que me de tiempo a todo…
Mirar por la ventanilla de la avioneta me hace reír. Todo parece una maqueta. Un país de juguete. A las personas ni siquiera se nos ve desde ahí arriba. Y ayer empecé a pensar en cuando era pequeña y saludaba a los aviones creyendo que me veían. Igual que saludaba a los barcos por si era mi padre. Igual que lo sigo haciendo. Y me imaginé que había alguien abajo saludándonos. Y me puse muy contenta. Me dieron ganas de saludar. Pero me dio vergüenza. Me gusta el trabajo. No me gustaría perderlo por parecer tonta.
Pero cuando veáis pasar una avioneta, ¡saludad! Porque va a ser genial ir por ahí arriba y saber que alguien me hace gestos. Igual, cuando lleve más tiempo, os devuelvo el saludo.

Y ahora a ver qué foto pongo.

miércoles, septiembre 06, 2006

BIENVENIDOS AL MUNDO REAL

Sentimos comunicar a lo asistentes que las azafatas también sudan, se cansan, tienen gases, se despeinan, comen, sienten y padecen...
No se devuelve el dinero. Y los bolígrafos que les hemos dado no escriben.