sábado, septiembre 26, 2009

Teatro Chino de Manolita Chen ya no hará más misiones secretas de ardilla.

No es normal llorar así por una ardilla. Vale que a las mascotas se les coge cariño. Vale que era un ser vivo cuya vida valía mil veces más que las de muchos humanos. Vale que soy de lágrima fácil. Pero esta forma de llorar no es normal. Ni sana. Porque en el fondo no es más que una rabieta. Y porque la pena es sólo una de cada cien lágrimas. Porque lo que de verdad me duele es que esto no deja de ser un nuevo fracaso. Uno más para la colección, cuando ya la creía completa.
Parece una tontería. Y lo es. Pero hay momentos de tu vida en los que necesitas saber que puedes hacer algo bien. Aunque sea algo tan simple como cuidar de una ardilla. Y de repente te das cuenta de que no sirves ni para eso. De que es estúpido jugar a que controlas todas las situaciones cuando lo cierto es que no eres más que una cría que no sabe hacer otra cosa que dejarse llevar. Un sparring que esquiva más las responsabilidades que los golpes. Alguien que no es capaz de cuidar de una ardilla. Ni de sí misma.
Así que adiós Pequeño Teo, Agente Secreto Theodor, mi Teatro Chino de Manolita Chen particular. Y sobre todo, lo siento mucho.

1 comentario:

Pamplinero (Ingeniero Justiciero) dijo...

Probablemente no ayuda mucho, pero no es un nuevo fracaso, es algo que le ocurre a todas las ardillas. Incluso a todos nosotros.