lunes, septiembre 28, 2009


Ha llegado el momento de aclarar algunos conceptos. Veo que hay gente que ha decidido pasarse por aquí de vez en cuando, y me parece estupendo. Por eso creo que hay ciertas cosas que deberíais saber. O no. Pero me apetece explicarlas.
En primer lugar, este blog ha ido variando su función con el paso de los años hasta llegar a convertirse en mi vertedero emocional. Por lo tanto, a día de hoy, no es un blog pensado para ser leído, sino para ser escrito. Sin más. Sé que es una estupidez, y si no quisiera que nadie lo leyera no lo colgaría en la red. Pero siempre he sido una exhibicionista en todos los aspectos de mi vida, no hay que darle más vueltas. Cosas de la vanidad, supongo. Pero es muy diferente pensar que puede que alguien, al otro lado del mundo, llegue aquí por casualidad y lea lo que escribiste hace un año, a saber que hay gente que te conoce (mejor o peor, qué importa) ante la que te estás desnudando (más o menos, qué importa). Resumiendo: que no es lo mismo hacer top-less en la playa que ponerte en bolas en un escaparate para que todos tus conocidos vayan desfilando y analizándote, con tus defectos y tus virtudes al descubierto.
Con esto no quiero decir que me incomode que paséis por aquí, y que comentéis o no comentéis al respecto de lo que os apetezca. Si fuera así, habría tratado de ocultar la existencia de este blog, y nunca lo he hecho. Pero no quiero tener que taparme delante vuestro, me niego a medir mis palabras, a releer para ver qué impresión da lo que he escrito, y qué pensará quien lo lea. Entonces este blog no me serviría de nada. Por eso mismo, rara vez repaso lo escrito antes de darle a "enviar", lo que muchas veces se traduce en palabras mal escritas o errores sintácticos que espero que no hagan sangrar ningún ojo.
Más cosas: no soy, en absoluto, una personalidad atormentada a la que le pasan cosas terribles y/o ve de forma negativa las cosas que la rodean. Al contrario. Pero tengo días malos, como todo el mundo. Y hay cosas que me ponen muy triste, o muy furiosa, como a todo el mundo. Y no soy capaz de enfrentarme al mundo estando triste o furiosa, así que, en lugar de llamar a alguien y contarle cómo me siento, lo escribo. Lo vomito, me regodeo en ello, lo aumento, exagero y doy vueltas a su alrededor. Y ya está: ha pasado. Por eso os pido, os ruego, os ordeno que jamás sintáis un gramo de compasión leyendo este blog. No puedo con la compasión, y dar pena es una de las cosas que más odio y temo a la vez.
Esa es la única condición que os pongo. Venid, leed, disfrutad, aborreced, quedaos indiferentes. Opinad, llevadme la contraria, alabadme. Quedaos callados, espiad en silencio. Burlaos o emocionaos. Pero jamás, JAMÁS, toméis en serio una sola palabra de lo que aquí leáis. Incluída esta entrada.

1 comentario:

Blógulo Fruslería dijo...

Ese post parece salido de mi puño y yema. Me he reconocido tan plenamente que es hora de admitirlo: esta tipa y yo nos iríamos de cañas y tendríamos para hablar media hora por lo menos!