viernes, junio 05, 2009

10 años

Pues han pasado 10 años, ya ves. Me siento vieja al escribirlo. 10 años sin ti. Y al final era verdad que el mundo no se acababa. Y no me volví loca (al menos no del todo). Y no me morí (al menos no del todo). Aprendí a vivir sin ti, esa es la única verdad. Porque hay heridas que el tiempo no cura. Eso lo sé ahora, 10 años después. Y lo sé porque el dolor sigue ahí. Más tenue, es cierto. Pero sigue ahí. Tal vez me cueste recordar tus gestos, tu cara, tu voz. Pero recuerdo el dolor. Recuerdo las noches sin dormir. Recuerdo la impotencia. Y el llanto incontrolable. Trato de verlo como un mal sueño, pero miro a esa cría destrozada y sé que era yo. Lo sé porque aún me duele. Y porque cada 25 de enero intento no pensar en ti. Y, al hacerlo, pienso en ti. Y escucho en bucle "nuestra" canción, una canción de despedida. Puede que, después de todo, no sea tan irónico. Puede que fuera tu forma de avisarme, y yo simplemente no supe leer entre líneas. Luego me torturo mirando nuestras fotos. Esas en las que yo soy tan feliz y tú lo pareces. Eran tiempos mejores. Tiempos de vivir al límite. Tan al límite como se vive a los 15, claro. Eran los días de subir a las azoteas para gritarle al mundo que estábamos ahí para comérnoslo y rebañar. Tiempos de tirarnos en cualquier parque a hacer planes para el gran futuro que nos esperaba. Planes que tú ya sabías que no íbamos a cumplir. Dejaste que me creyera todas esas mentiras, y yo me las creí. Era una cría, joder, ¿qué esperabas?
Y entonces me lleno de reproches. Todos esos que ocuparon las cartas que el cartero me devolvió. Y de nuevo me invaden la negación, la tristeza, la culpa... soy una víctima de manual.
Llevo 10 años jurándome que, si tenía una segunda oportunidad, no te pediría explicaciones. Llevo 10 años sabiendo que esa oportunidad nunca llegará. Y de tanto tragarme los "¿por qué?", ahora se me escapan, directamente desde el estómago, y me veo pidiendo explicaciones de todo cuanto me rodea. Temiendo que alguien vuelva a irse dejándome con un "¿por qué?" en los labios. Temiendo que alguien vuelva a irse dejándome, sin más. Porque en estos 10 años cada pérdida de mi vida ha sido medida según el rasero de la tuya. Y ninguna, por dolorosa que haya sido, se puede comparar. Tal vez por la edad. Tal vez porque aún hoy no lo entiendo. Tal vez porque me rompiste tanto por dentro que luego quedó poco por destrozar.
Pero han pasado 10 años y me va bien. Y creo que voy a ser capaz de apañármelas sin ti. Aunque a veces me sorprenda a mí misma preguntándome qué hice mal. Aunque tenga que sentarme en un diván a contar toda esta historia. Aunque alguno de esos "¿por qué?" despistados y tan difíciles de digerir me golpee en el cerebro sin querer. Aunque te eche tanto de menos. Aunque tarde otros 10 años en convencerme de que no fue mi culpa. Y aunque tenga que seguirme recordando cada día del resto de mi vida que fuiste tú, y no yo, quien te pegó aquel tiro en la cabeza.

No hay comentarios: