viernes, junio 27, 2008

INCOMUNICACIÓN

Un día Chica salió de casa por la mañana y olvidó el móvil. A lo largo del día lo echó en falta ya que normalmente hablaba con su novio una media de dos veces por la mañana y tres por la tarde. Supuso que Chico estaría preocupado y que, al llegar a casa, su teléfono estaría lleno de llamadas perdidas. Pero no fue así, ya que Chico también se lo había dejado olvidado.
Ambos se fueron a dormir extrañados y ambos despertaron con la seguridad de que en pocas horas recibirían una llamada de excusa. Y esperando llegó la tarde, y los dos empezaron a preocuparse. Fue Chico el primero en llamar, justo en el momento en el que Chica había salido a fumar. Al volver vio la llamada y, un poco aliviada, marcó el número de Chico. Pero Chico estaba hablando por el teléfono de la empresa y no pudo contestar. Y al sonar el último pitido, ambos pensaron “volverá a llamar”.
Así que de nuevo pasaron las horas esperando, y las horas se hicieron días, y la extrañeza dio paso al enfado, y a la tristeza y, finalmente, al olvido.
Algún tiempo después se encontraron por la calle. Ella calló los insultos ensayados durante años y lanzó una discreta acusación: “la verdad es que me hubiera gustado que todo hubiese acabado de otra manera”. Y él, entendiendo en sus palabras la disculpa tan esperada, respondió condescendiente: “son cosas que pasan”. Y así, cada uno siguió su camino con la certeza de haber sido, alguna vez, abandonados de la manera más miserable del mundo.

1 comentario:

Orquesta Pelota dijo...

Has descrito en apenas veinte líneas aquello que me ha sido imposible explicar innumerables veces. La capacidad de reflejar las pérdidas cotidianas es un don muy poco frecuente, te felicito por ello.

Una pena leerte tan poco, al menos en forma de textos largos...