domingo, mayo 14, 2006


Él acababa de subir. Ella se bajaba en la próxima. Llevaban demasiado tiempo encontrándose fugazmente en estaciones y trenes con rumbos distintos.

Él quería bajarse con ella. O que ella no se bajara. Pero pronto cogería el mismo tren de regreso, podía esperar.

Ella quería que él se bajase. O ir con él hasta la última parada. Pero sabía que aquel tren no llevaba a ninguna parte. Y él regresaría.

Lo que no quiso decir en voz alta (por miedo a que se hiciera realidad) es que cuando él cogiera el tren volverían a cruzarse. Otra vez viajando en sentido contrario.

Le dijo adiós desde al andén con una sonrisa. Se sentía tan cansada que no pudo dejar de sonreír hasta mucho después de haber dejado de llorar.

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